Sin duda alguna, cada día es más el fenómeno de la desolación que vive una sociedad que pide a gritos rapidez, inmediatez y digitalización de su vida diaria.
Ante esta realidad, ¿Dónde cabe la población adulta mayor? La cual, en la mayoría de los casos no accede a este tipo de referentes sociales colectivos.
La labor de enfermería como arte que trasciende el hecho asistencial, tiene que ver con lo humano, las ciencias sociales y el estudio de la conducta humana; por ello, la contención emocional representa el eje transversal de un proceso complejo de acompañamiento al paciente, que sólo quien esté capacitado y dispuesto a ejecutarlo, puedo hacerlo posible.
El complejo sistema interpretativo humano
Cada una de las emociones que solemos experimentar a diario, van a formar parte no sólo de cómo nos proyectamos a vivir, sino además, a cómo nos sentiremos.
Se dice que “no hay enfermedad que se manifieste, que no haya sido concebida en la mente” bajo esta premisa, cabría preguntarse ¿Debemos elegir qué pensar o cómo sentirnos?
Quizás lo más complejo de la atención a un paciente en el ocaso de su vida, sea manejar su concepción a qué pensar o cómo sentirse; en primer lugar, porque tiene consolidado aprendizajes y modos de vida y, en segundo lugar, porque el sentir de determinada manera, potenciará o mermará su estado de salud.
Ante esta realidad, el personal de enfermería realiza una indiscutible labor de contención y apoyo emocional, el cual muchas veces, es extensivo a los demás miembros del grupo familiar.
Deseamos que bajo el enfoque del filósofo y sociológo Edgar Morín, podamos procurar una sólida “Confederación de buenas voluntades”, en pro de mantener la sana labor de aquellos profesionales de la enfermería.
SACOD especialistas en el cuidado del adulto mayor
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